EL MUNDO

  • Cuándo se juega la final de la Copa de la Liga 2023
    el diciembre 10, 2023 a las 3:16 am

    Platense y Rosario Central eliminaron por penales a Godoy Cruz y River, respectivamente, y definirán el título en Santiago del Estero

  • La última derrota de Alberto y Cristina
    por Joaquín Morales Solá el diciembre 10, 2023 a las 3:15 am

    Cuando el jueves pasado, el último día hábil de la gestión del dueto Alberto Fernández-Cristina Kirchner, la Corte Suprema de Justicia incorporó al Consejo de la Magistratura al senador Luis Juez y expulsó al kirchnerista Martín Doñate, le asestó una definitiva derrota a la aristocracia política que gobernó el país durante 20 años. El kirchnerismo tendrá en adelante solo cinco representantes legislativos en el Consejo de la Magistratura, integrado ahora por un total de 20 miembros; aquel número escaso no le sirve ni siquiera para impedir los dos tercios que necesitan la selección o la destitución de jueces. Cristina Kirchner quiso controlar ese crucial organismo de la Constitución desde antes de ser presidenta de la Nación. Cuando era solo senadora, y su marido hoy muerto era el presidente, elaboró una ley que fue aprobada por el Congreso y que disponía una constitución más política que profesional del Consejo de la Magistratura. Hace poco, la Corte declaró inconstitucional esa ley que escribió la propia Cristina Kirchner. Aunque sucedan casi inadvertidamente, varias decisiones de la Corte sobre el Consejo significan que en adelante ella no tendrá ninguna influencia en la conformación de la Justicia, que es donde ocurrirá su destino en los próximos años.Suceden al mismo tiempo hechos nuevos más importantes que tales impotencias. Hoy, cuando se cumplen 40 años desde la restauración de la democracia, veremos algo nuevo en la política: asumirá como presidente de la Nación un dirigente, Javier Milei, que no pertenece a las dos grandes familias políticas que se turnaron en el poder. Peronismo y no peronismo (o antiperonismo) han sido sucesivamente derrotados en los últimos meses por quien expresa una metamorfosis de la política. Milei es producto del default de la histórica dirigencia argentina y, sobre todo, de la ineptitud y la corrupción de los líderes kirchneristas. Esos caudillos mediocres agravaron en los últimos cuatro años casi todos los problemas argentinos. Cristina Kirchner no es una mujer sola sobrellevando la culpa; junto a ella están Alberto Fernández y Sergio Massa. Según un estudio de Fausto Spotorno, jefe de economistas de Ferreres y Asociados, la deuda bruta del país aumentó en los últimos cuatro años en casi 100.000 millones de dólares. Pasó de 308.846 millones en 2019 a los actuales 401.433 millones. Ya Alfonso Prat-Gray había precisado que durante la gestión de Mauricio Macri la deuda pública aumentó 47.000 millones de dólares; es decir, la mitad del monto que le sumaron Cristina, Alberto Fernández y Sergio Massa durante un período igual de tiempo. Sin embargo, los argentinos debieron escuchar decir a Massa, hasta el último día de su avatar oficial, que la tragedia argentina se debía a la deuda de Macri. La realidad es implacable frente las constantes ficciones del ya exministro de Economía y fracasado candidato a la presidencia.Milei es producto del default de la historia argentina y, sobre todo, de la ineptitud y la corrupción de los líderes kirchneristasAlberto Fernández asumió con un tipo de cambio oficial de 59,94 pesos por dólar y lo deja en 400 pesos. El dólar paralelo valía 71 pesos en diciembre de 2019 (en agosto de ese año, antes de las elecciones primarias que encumbraron a la fórmula Fernández-Kirchner, costaba 40 pesos) y la última cotización durante la administración de ese dúo, el jueves pasado, fue de 955 pesos. Una monumental devaluación de la moneda argentina, se la mida como se la mida. La brecha cambiaria (la distancia entre el dólar oficial y el paralelo) saltó del 18,5% en 2019 al 164,5%. El déficit fiscal primario –sin los intereses de la deuda pública– era en diciembre de hace cuatro años del 0,4% respecto del PBI; Alberto Fernández y Sergio Massa lo dejaron en casi el 3%. Las reservas brutas del Banco Central cayeron a la mitad durante la gestión del gobierno que se va, pero las reservas reales son negativas en 12.000 millones de dólares; esto es: la autoridad monetaria está usando por semejante monto los encajes, que son parte de los ahorros en dólares de los argentinos. La inflación anual pasó del 52,1% en 2019 al 162,4% en lo que va de 2023, sin contar los índices de noviembre y diciembre, que aún no se conocen, aunque la habitual medición de Ferreres dio un aumento del 12,9% en noviembre, casi el 13%. Insoportable. La decadencia no se detuvo ahí. El salario real bajó del promedio de 403.131 pesos mensuales en 2019 a los 376.594 de ahora, después de cuatro años de altísimos niveles de inflación. En dólares, el salarió promedio bajó de 611 dólares mensuales hace cuatro años a 424 dólares de ahora (medido con el dólar oficial, desde ya). En síntesis, la sociedad se empobreció dramáticamente. La pobreza, según los datos del Indec, pasó del 35,5% en 2019 al 40,1% de ahora; casi 12 millones de argentinos son pobres. El director del Observatorio Social de la UCA, Agustín Salvia, señaló públicamente que poner en duda la magnitud de la pobreza en la Argentina es “ridículo”, y precisó que puede ascender al 50 o al 65%, según la cantidad de carencias que se midan.Ni Martín Guzmán ni Massa pudieron hacer nada para mejorar un poco, al menos, la economía. Al revés, todas las políticas que implementaron solo empeoraron fatalmente las cosas. Milei deberá aplicar desde hoy una política de reducción del gasto público que él anunció en 15 puntos del PBI; es un ajuste que ningún político profesional se animó a proyectar nunca. Se explica: a Milei lo dejaron sin atajos tras el despilfarro electoral de Massa. Ni puede seguir emitiendo dinero falso, si quiere frenar la inflación, ni puede aspirar a conseguir créditos para financiar gastos corrientes. Funcionarios cercanos al nuevo presidente estiman que las consecuencias de las políticas que se adoptarán a partir de hoy significarán una inflación alta durante tres o cuatro meses (alrededor del 20% mensual, anticipan), porque el Gobierno les sacará el pie a todos los precios que ahora están bajo control estatal. “En abril, la economía debería estar estabilizada y algunos sectores deberían empezar a crecer”, dijeron muy cerca de Milei. Pero nadie es ingenuo. La CGT peronista y algunos movimientos sociales identificados con el peronismo ya anunciaron que están movilizados, y que podrían convocar a huelgas y manifestaciones en el espacio público. La izquierda trotskista anticipó –cuándo no– que no le dará un segundo de tregua al flamante gobierno. Llama la atención que la CGT se haya enfurecido antes de que Milei asumiera cuando no escribió ni siquiera un documento crítico sobre la administración de Alberto Fernández. No hubo huelgas cegetistas durante los cuatro años en los que se registró un monumental derrumbe en el nivel de vida de los argentinos.Alberto Fernández podría haber sido un presidente mejor con solo dejar de escuchar (o de obedecer) a Cristina Kirchner, si hubiera optado por la dignidad en lugar de la sumisión. Subrayó en sus últimas declaraciones públicas que él no fue un títere porque se va del gobierno sin hablarle a la vicepresidenta. Importa poco si le habla o no le habla. Quien es ya un expresidente entregó de manera definitiva su administración el día en que despidió a su primera ministra de Justicia, Marcela Losardo, amiga y socia de muchos años de Alberto Fernández y una buena interlocutora con el mundo judicial. Nombró en su lugar a Martín Soria, un patotero dirigente peronista de Río Negro, cuya gestión murió cuando fue de visita protocolar a la Corte Suprema y maltrató a sus jueces. El ministro de Justicia en los hechos fue desde entonces Juan Martín Mena, que fungió como viceministro; Mena es un exfuncionario de los servicios de inteligencia y un seguidor ciego y mudo de Cristina Kirchner. Fue Alberto Fernández, con todo, el que hizo los peores papelones en la Justicia, a pesar de que se pavonea diciendo que es profesor de la Facultad de Derecho. Él despertó a los argentinos el 1º de enero pasado con el anuncio de que le iniciaba un juicio político al presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, por una filtración ilegal de supuestas conversaciones telefónicas de un colaborador suyo; luego extendió ese grosero juicio a los restantes tres jueces de la Corte. Ahora se sabe que la filtración de conversaciones telefónicas era una tarea miserable en manos de kirchneristas. Cuidado: un buen fiscal, Carlos Stornelli, acaba de hacerse cargo de esa investigación sobre un servicio de inteligencia paralelo en poder de los seguidores de Cristina Kirchner. Otra derrota. La historia del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner es la historia de algo que quiso ser y nunca fue.

  • La era Milei: un baño de alivio que no despeja temores
    por Fernando Laborda el diciembre 10, 2023 a las 3:15 am

    La llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación ha provocado una sensación de alivio en buena parte de la ciudadanía –incluida una porción de votantes de Sergio Massa– que ansiaba ponerles un punto final a los ciclos kirchneristas. Pero el arribo del líder libertario al poder no despeja inquietudes ni temores por lo inédito de este experimento a cielo abierto que llama la atención de no pocos observadores internacionales y que el propio Milei ha denominado “el primer gobierno liberal libertario de la historia de la humanidad”. No solo asume por primera vez la jefatura del Estado argentino un economista. Nunca antes había llegado a la Casa Rosada alguien que hiciera campaña prometiendo un severo ajuste, al tiempo que jamás un gobierno se animó a proyectar tan profundas transformaciones con tan escaso fuego parlamentario y nulo poder territorial.¿Tendrá el gobierno de Milei el soporte político suficiente para afrontar la grave situación del país e imponer su anunciada reforma del Estado y el ajuste fiscal que se propone? El hecho de contar apenas con el 15% de los diputados nacionales y con menos de la décima parte de los senadores, con cero gobernadores y apenas tres intendentes en todo el país, habla a las claras de la debilidad política de un presidente como no se vio a lo largo de todo el período democrático iniciado en 1983. Y si se revisa toda la historia argentina, solo podría equipararse con el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen, quien en 1916 arribó al poder con 47 diputados radicales sobre un total de 120 y con cuatro senadores sobre 30.Intentar suplir la debilidad parlamentaria con el apoyo de la opinión pública puede ser una alternativa. Pero como estrategia para asegurarse la gobernabilidad resultaría insuficiente. Para el acto de asunción presidencial de hoy, Milei buscaría darse un baño de popularidad, hablándole a una multitud de fieles desde las escalinatas del Congreso en lugar de pronunciar el tradicional discurso ante los integrantes de la Asamblea Legislativa, donde jurará y recibirá los atributos de mando, Si quisiera transmitir una señal de ratificación de su lucha contra la casta política de esa manera, estaría cometiendo un error, por no decir un gesto de menosprecio hacia quienes necesitará para la sanción de las leyes fundantes de su gestión gubernamental. Rompería, por otra parte, con una tradición de los presidentes surgidos tras la reapertura democrática, de la que hoy se cumplen 40 años.No menos inquietud genera en los operadores económicos si el diagnóstico de Milei y su objetivo de llevar a cabo un ajuste fiscal de al menos cinco puntos del PBI será consistente con la elección de sus ejecutores, a la luz de que hasta ayer se buscó desesperadamente un secretario de Hacienda que secundase al designado ministro de Economía, Luis Caputo. Se trata nada más y nada menos que del hombre que tendrá a su cargo el manejo de la motosierra. El hecho de que se hubiera pensado en recurrir a algunos de los funcionarios de Massa para cubrir lugares hasta que se consiga a los técnicos definitivos no deja de revelar una dosis de improvisación. Fuentes cercanas al presidente electo reconocen que “no es fácil convencer a muchos profesionales de comprometerse con la función pública en medio de los líos que tiene el país”. No obstante, aseguran que el déficit cero será una realidad, con motosierra o con bisturí.El poder no consiste en la supremacía de una mayoría sobre una minoría, sino en la supremacía de una minoría organizada sobre una mayoría desorganizadaLa dimensión del ajuste previsto por el nuevo gobierno surge si se lo compara con el que, en 2001, intentó llevar a la práctica Ricardo López Murphy como efímero ministro de Economía de Fernando de la Rúa. La corrección fiscal planteada en aquellos difíciles momentos en que la convertibilidad y el 1 a 1 agonizaban equivalía a 0,7 puntos del PBI, cerca de una décima parte de lo que se proyecta recortar ahora. A diferencia de aquellos tiempos en que la presión política y social derivó en la rápida eyección de López Murphy, que dio lugar al retorno de Domingo Cavallo al Palacio de Hacienda, hoy el achicamiento de los gastos improductivos del Estado es un reclamo de buena parte del electorado, que quiere terminar con la inflación y que desde 2003 hasta hoy ha visto crecer la planta de empleados públicos de la Nación, las provincias y los municipios de 2,2 millones de personas a 3,9 millones; un aumento siete veces mayor al de la población de toda la Argentina en el mismo período.La desventaja de Milei es que, a diferencia de cuando Carlos Menem accedió al poder en 1989, quien gozó de casi dos años para probar tres planes económicos –primero con técnicos de Bunge y Born, luego con Antonio Erman González y, finalmente, con Cavallo y la convertibilidad– hoy el margen para el ensayo y error es muchísimo menor. De ahí que Milei se muestre particularmente preocupado por preparar a la sociedad para lo peor y que hable del peligro de una hiperinflación, que conduciría a la pobreza al 95% de los argentinos, si no se desactivan las bombas sembradas por el kirchnerismo ni se efectúan las reformas necesarias.Tal vez no importe tanto cuánto sepa el nuevo presidente de economía, sino cuánto sepa de política. Por lo pronto, no repetirá el error de Mauricio Macri, en diciembre de 2015, de no plantear con absoluta crudeza la pesada herencia recibida. Del fundador de Pro, Milei recibió otro consejo: que no incurra en la equivocación que aquel cometió al asumir la presidencia, de girarle de entrada dinero a la provincia de Buenos Aires, por entonces a cargo de María Eugenia Vidal, para que se pudieran pagar los aguinaldos. De ahí que el líder de La Libertad Avanza, siguiendo la recomendación de Macri, se esté plantando detrás de una frase que parece haber convertido en bandera: “No hay plata”.Al mismo tiempo, Milei tiene claro que lo peor que podría pasarle para articular los sólidos acuerdos que requerirá la sanción de leyes sería que se identificara su relación con Macri con la que unió a Alberto Fernández con Cristina Kirchner. Tal vez por eso su designado ministro del Interior, Guillermo Francos, declarara que “Macri no compró acciones de La Libertad Avanza” y venga tendiendo puentes de negociación con más sectores políticos que los que se podía imaginar en un principio, incluido el peronismo.Milei tiene claro que la ira del león debe ceder paso a la astucia de la zorra y al pragmatismo, aunque sabe que los alquimistas del resentimiento que procurarán una revuelta hacia la cultura del populismo y el pobrismo castigada en las urnas lo estarán esperando.En su libro El poskirchnerismo, publicado en 2009, Mariano Grondona recuerda que, cuando aún era una incipiente ciudad-Estado, Roma fue a una guerra contra la vecina ciudad de Alba. Para evitar una matanza, ambos gobernantes acordaron que a cada ciudad la representarían tres guerreros, convirtiendo la guerra en una competencia mortal pero limitada. Alba designó en su representación a tres hermanos, los Curiacios, en tanto que Roma hizo lo propio con otros tres hermanos, los Horacios. Tan pronto como se inició el combate, los Curiacios mataron a dos Horacios. El Horacio que quedaba emprendió lo que a sus rivales les pareció una fuga, por lo que los Curiacios comenzaron a perseguirlo, confiados en que le podrían dar muerte fácilmente. Pero, como corrían a velocidad desigual, se fueron distanciando entre ellos. Y cuando advirtió que los Curiacios se habían separado lo suficiente uno del otro, el Horacio que quedaba vivo pegó la vuelta y los enfrentó, matándolos de a uno.La historia de Horacio da cuenta de que, como sostuvo en su obra La clase política Gaetano Mosca, cientista social y parlamentario italiano fallecido en 1941, el poder no consiste en la supremacía de una mayoría sobre una minoría, sino en la supremacía de una minoría organizada sobre una mayoría desorganizada. ¿Podrá Milei seguir la lección de Horacio?

  • Rosario Central a la final: derrotó a River en la definición por penales y jugará con Platense
    por Alejandro Casar González el diciembre 10, 2023 a las 3:14 am

    Igualaron sin goles en tiempo reglamentario; Jorge Broun atajó tres disparos de los jugadores millonarios

  • Abierto Argentino de Pato: El Siasgo dio el golpe y consagró campeones por primera vez a cuatro luchadores
    por Andrés Vázquez el diciembre 10, 2023 a las 3:11 am

    El equipo de Villanueva se impuso al amplio favorito en la final y conquistó en Palermo el máximo certamen